En el ya lejano 2015 el video de una tortuga en agonía con un popote atorado en la nariz provocó la indignación mundial, en México, y en otros países, una revolución ambiental se gestó desde las redes sociales derivando en una serie de políticas públicas como la eliminación, o el cobro adicional, de bolsas plásticas en tiendas y supermercados, y en medidas en establecimientos como la entrega de bebidas sin popotes, por radical que suene.
Sin embargo, poco o nada se hizo en contra de las industrias causantes de esta contaminación, la responsabilidad fue repartida entre los consumidores irresponsables que exigen bolsas para el super, que habitualmente en México son recicladas, y no sobre las empresas como Nestlé, Femsa, que prefieren tirar millones de productos a regalarlos a los más necesitados por el desplome en sus precios que tal acción conllevaría.
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Al poniente del Estado de México, en el municipio de Nezahualcoyotl, el basurero conocido como el Bordo de Xochiaca es una de las tantas muestras del fracaso de las políticas en contra de la generación de residuos, y de la gestión de los ya existentes, montañas y montañas de desperdicios que a las alturas simulan estática de los televisores antiguos, pero que para mucha gente representa un sustento, y para unos pocos un negocio bastante jugoso, y no nos referimos a los lixiviados.
Un problema ligado a las mafias
En Chimalhuacán, en el ejido de Escalerilla desde el 2013 un relleno sanitario terminó convirtiéndose en un tiradero a cielo abierto, el proyecto impulsado por dirigentes de Antorcha Campesina atrajo a cerca de 1000 pepenadores quienes realizan la labor de separar los deshechos reciclables sin contar con la mínima seguridad o protección sanitaria.
El negocio es redondo, los dueños de los terrenos cobran a cada camión por depositar la basura que los pepenadores separan, también los pepenadores deben pagar por poder trabajar, al menos 20 pesos semanales, finalmente los pepenadores llevan los conseguido a la recicladora, también propiedad de la administración, quien compra lo obtenido por los trabajadores con jornadas de 12 horas a mitad de precio.
Este modelo de negocios ha propiciado la creación de mafias al interior de estos tiraderos, el caso más sonado es el de Cuauhtémoc Gutiérrez, ex dirigente del PRI CDMX y quien se encuentra prófugo investigado por entretejer una red de trata de personas al interior del partido, conocido como el “Rey de la Basura”, Cuauhtémoc amasó su poder político por medio del control de la venta de desechos, residuos y tiraderos en la Ciudad de México.
Lo anterior no es exclusivo del oriente del Estado de México, el modelo de “voluntariado” en los servicios de recolección de basura se ha normalizado desde hace años, en muchos de los casos los trabajadores no reciben ningún salario, mucho menos prestaciones o seguridad social, sino se benefician de la venta de los materiales reciclables y las propinas, por lo que un cambio en el modelo perjudica muchos intereses.
No todo está perdido
En 2022 en la Ciudad de México se instaló la planta recicladora más grande de Latinoamérica la cual permite procesar hasta mil toneladas al día de las cuales 400 serán residuos orgánicos que se enviarán a la Planta de Composta del Bordo Poniente, 300 toneladas se convertirán en combustible para hornos de cementeras y 60 toneladas serán materiales recuperables y reciclables.
Otras alternativas como el proyecto Hagamos Composta o las compostas caseras pueden tener un impacto positivo, sin embargo, las acciones individuales difícilmente pueden ayudar a disminuir problemáticas tan complejas como las de la basura, pero si las pueden empeorar.
Recientemente en redes sociales influenciadores han promovido estilos de vida insostenibles, tal es el caso de los videos de influencers que alaban el estilo de vida coreano, usando montones de plásticos en tiendas de conveniencia o para sus rutinas de belleza, la solución no está en lo individual, mientras las empresas responsables no mitiguen la monstruosa cantidad de deshechos que generan difícilmente cualquier iniciativa podrá paliar el problema por lo que es imperativa la organización comunitaria para hacerles frente.