Recorrer las Ciénegas de Lerma es hacer contacto con uno de los paisajes naturales más impresionantes del Valle de Toluca, en donde se mantiene una alta riqueza biológica y se provee de servicios ambientales vitales para el sostenimiento de las comunidades humanas.
El programa de manejo de esta área natural protegida publicado en 2018, da cuenta de su importancia, pues
contabiliza 236 especies de flora, 13 especies de mamíferos, 118 de aves silvestres, 10 de reptiles, 11 de peces y 7 de anfibios. Además de que proporciona servicios recreativos, captura carbono, recarga los mantos acuíferos que son utilizados por el Sistema Cutzamala para llevar agua a la CDMX y realiza un tratamiento natural de aguas residuales.
Las comunidades aledañas que se asentaron desde la época prehispánica, aún se benefician de la agricultura
la pesca y el aprovechamiento de la vida silvestre, tanto para la alimentación como para la producción de
artesanías.
Además la zona se convierte durante el invierno en el hábitat de diversas especies de patos y cercetas migratorias, las cuales conforman una de las mayores concentraciones del Altiplano Central de la República Mexicana.
El infierno
“Las Ciénegas de Lerma están conformadas actualmente por tres cuerpos de agua o lagunas, la de Almoloya del río, la de Lerma, la de San Bartolo, son relictos de lo que en un momento en el siglo 20 se tenía, en ese momento contábamos con una superficie de 30.000 hectáreas de humedal, sin embargo por ciertos acontecimientos que se han dado en el proceso de la historia, se ha ido perdiendo esa superficie hasta llegar
a las de 3.023 hectáreas”.
Así explicó la situación de los humedales, Antonio Soto, quien es parte de la dirección del Área Natural Protegida de las Ciénegas del Lerma, en un evento realizado el pasado 2 de febrero en Atarasquillo por el día
mundial de los Humedales.
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Por estas características las Ciénegas del Lerma cuentan también con una designación como sitio de importancia internacional para la conservación de las aves migratorias (Sitio RAMSAR), Como en otros discursos institucionales los motivos de esta pérdida gradual de las Ciénegas quedaron en la ambigüedad, apuntando a generar una conciencia social de la problemática, en la que la responsabilidad recae en todos y se disuelve el papel de las autoridades.
“El principal factor es la pérdida de la superficie de humedales, que hasta el día de su decreto como Área Natural Protegida Federal en 2002, habían perdido el 90% de su superficie para la apertura nuevos campos agrícolas y para proveer de agua potable a la Ciudad de México. La pérdida de hábitat en las Ciénegas del Lerma ha seguido sucediendo convirtiendo humedales de agua abierta, tulares y zonas con vegetación acuática en áreas de cultivo, zonas urbanas e infraestructura carretera” (CONANP, 13 de mayo del 2020).
En cuanto a la contaminación, el Programa de Manejo Área de Protección de Flora y Fauna Ciénegas del Lerma señala que el monitoreo de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) ha concluido que los cuerpos de agua no cuentan con las características de calidad.
“La calidad del agua de las Ciénegas se debe a que dentro del ANP existen autorizaciones de descarga de aguas residuales. En los alrededores existen autorizaciones para descargar aguas residuales a drenes que posteriormente cruzan el área.
Más adelante el documento enlista las cinco autorizaciones a empresas y al organismo de agua y saneamiento
de Metepec, que CONAGUA otorgó para la descarga de aguas residuales, tanto de uso público urbano como industriales, las cuales están presentes en el área Natural y la Zona de Influencia.
Es decir que el programa acepta que la contaminación de esta área ha sido responsabilidad de las autorizaciones que ha otorgado esta dependencia federal, sin embargo como si se tratara de un mal chiste, más adelante el documento también señala: “La CONAGUA tiene un papel destacado en la conservación del Área Natural Protegida al apoyar proyectos de restauración y conservación en el ANP”.
Estas contradicciones son apenas un breve ejemplo de como las dependencias gubernamentales operan, solapando una problemática que amenaza con la vida de cientos de especies y con la sostenibilidad de millones de personas.