La crisis del Cutzamala y el día cero

Termina la época de lluvia en la zona centro del país y los dos embalses principales del sistema Cutzamala continúan en niveles críticos; al corte del 30 de enero al Sistema de Seguridad de Presas de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) registra un llenado del 30 por ciento en la presa de Villa Victoria, 33 en la presa de Valle de Bravo y 60 en la presa del Bosque ubicada en Zitácuaro, Michoacán.

El agua es un recurso vital que a menudo damos por sentado, pero en la Ciudad de México y el Edomex su abundancia ya no es una garantía. El “Día cero” de agua potable se avecina, y la situación es alarmante.

De acuerdo con el gobierno federal el Sistema Cutzamala aporta el 26 % del agua potable que se consume en el valle de México. (El resto del suministro se obtiene del Sistema Lerma, de pozos, y de diversos manantiales); este sistema, –uno de los más grandes del mundo– bombea millones de litros de agua desde Michoacán y el sur del Estado de México, hacia la capital del país y la zona metropolitana.

La presa de Villa Victoria alcanzó niveles mínimos históricos cercanos al 20 por ciento de llenado en el 2023


Por ello su papel es crucial en lo que puede ser el llamado “día cero” para la CDMX; momento en el que ya no será posible abastecer a la población del vital líquido y que de acuerdo con expertos de la Universidad Autónoma Metropolitana podría llegar en 2028 de mantenerse la tendencia de sobreexplotación y escasa planeación.

Los factores que están generando esta tendencia son múltiples, pero en lo fundamental están relacionados con el modelo económico que ha hecho del agua un bien de mercado explotable por intereses privados, de la misma manera que ocurre con el resto de recursos naturales que están íntimamente ligados con el ciclo hidrológico, como es la presencia de bosques en torno a las presas donde se concentra el agua del sistema
Cutzamala.


Si nos detenemos a observar un momento estos factores podemos observar las profundas contradicciones que existen en el llamado “desarrollo” que se ha impulsado en municipios como Valle de Bravo, -el cual abastece de buena parte del agua del Cutzamala- y donde los desarrollos inmobiliarios y las grandes mansiones de empresarios y políticos, han influido en procesos como el desmonte del bosque.


Si a esto le sumamos la fuerte sequía de los últimos tres años, asociada al calentamiento global,
tenemos como resultado niveles cada vez más bajos de llenado en la presa.

La llamada a la acción

La situación del Sistema Cutzamala es una llamada de atención para todos. El acceso al agua potable es un derecho humano fundamental, y su escasez no solo afecta a las comunidades locales sino también a la vida cotidiana de millones de habitantes del Valle de México. La conciencia ambiental y la adopción de prácticas sostenibles son esenciales para mitigar esta crisis y asegurar un futuro en el que el agua potable sea accesible para todos.

Otro caso es el de la presa de Villa Victoria, que de acuerdo con el Ingeniero Ambiental Nefty Alcántara Santana se alimenta del escurrimiento de la Zona montañosa de Villa Victoria, 84 manantiales y 3 ríos, sin embargo, este año se ubicó al 20 por ciento de su capacidad, un mínimo histórico el cual ha venido a la baja desde la pandemia cuando alcanzaba un promedio del 50 por ciento.

En este caso al proceso de sequía se suman factores como la poca profundidad de la presa, que favorece la evaporación del agua, la perdida de bosque que se ha dado para dar paso a cultivos y un desarrollo inmobiliario que aunque es más lento, también empieza a evidenciarse, sobre todo en los alrededores de la presa donde ya se venden terrenos ejidales a montos millonarios.

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